La pintada surge en nosotros como, en primer lugar, la necesidad de hablar de una época nefasta como fue el proceso militar que irrumpe en el gobierno en el año 1976, y que lamentablemente no sólo cometió los peores crímenes de la historia reciente de nuestro país, sino que aún hoy todavía, representantes de esos crímenes siguen levantando sus voces para defender lo que creen que fue una guerra justa. En segundo lugar La Pintada también es una forma de hablar de nosotros, de lo que representa ser hoy un grupo de teatro independiente en la provincia de Bs. As. Por que el teatro, así como lo concebimos, es una forma de resistencia, de lucha, la trinchera desde donde construimos una realidad diferente, más justa talvez. Por que hacer teatro no es sólo, investigar, ensayar y producir espectáculos; sino también demostrarle a los funcionarios que no creen en el interés popular por el teatro, que es mentira, que sólo hace falta trabajar. O, también ir dos veces por semana a golpear una puerta, para nosotros infranqueable, para otros inexistente, para solicitar a quien corresponde, lo que nos corresponde, eso que nos permite realizar los festivales de teatro (como este) dónde convergen grupos de todas partes a mostrar sus espectáculos, haciendo posible que muchísima gente pueda asistir a verlos de forma gratuita (como ningún organismo público lo hace). O explicarle a la gente que el teatro no es lo que ven todas las noches en sus televisores mientras cenan. Si, lamentablemente todo esto y mucho más forma parte del que hacer de un grupo de teatro. Desde que nos conformamos como grupo sabemos que lo que elegimos no es fácil, pero también sabemos que no es imposible. Ver la cara de asombro, cuando hacemos una función, de gente que nunca había visto teatro, encontrarnos con otros grupos, ver lo que podemos generar sólo con nuestro trabajo, nos reafirma y nos define ¿Qué somos? ¿Qué fuimos? ¿Qué deseamos ser?
Y así aparecen Clara, Ana y Laura, tres amigas, tres actrices, tres chicas jóvenes que componen el grupo de teatro La Pintada. Laura es segura, le encanta escribir y andar en bicicleta de noche. Clara es impulsiva, le encanta caminar descalza y detesta que se le erice el pelo. Ana es dubitativa, fuma cigarrillos parissiens y siempre abre el paraguas antes de que llueva. Las tres caminan tropezando con sus espectáculos por una Bs. As. cada vez más tenebrosa. Cansadas de ser censuradas e impedidas para seguir mostrando sus espectáculos, deciden exiliarse. Entre colectivos trenes y aviones se escapan, pero Laura no llega. Después de unos años Clara y Ana vuelven a Bs. As. ¿Clara y Ana vuelven a Bs. As?
Estamos rodeados de historias que pasan fugaces sin que casi podamos reparar en ellas. A veces se parecen mucho a las nuestras, a veces no.
Cuántos escenarios se vaciaron y cuantos se siguen vaciando, cuantas Claras y Anas ya no caminan por Bs. As. Cuántas lo siguen haciendo.
¿Por qué contamos esta historia? Por que siempre a pesar de todo alguien nos ve, alguien nos encuentra.
